viernes, 21 de noviembre de 2014

Lectura Individual Primera Evaluación




        
                                                      La Casa De La Muerte



                                                            Capítulo 1

Dos hermanos llamados Amanda y Josh se tienen que mudar a una nueva casa en Dark Falls. Josh no quiere mudarse. Los dos hermanos conocen al señor Dawes, un amable joven de la agencia inmobiliaria. Esa casa pertenecía al tío abuelo del padre de Josh y Amanda, que había muerto y había dejado en el testamento la casa para el padre de los dos hermanos. El señor Dawes les enseña la casa, pero Josh no quiere entrar, entonces se queda en el jardín con su perro Petey. La casa es muy grande, tiene muchas habitaciones y Amanda elige la suya. Cuando van a salir de la casa Amanda quiere volver a su habitación. Entonces Amanda ve a un chico, ella pensaba que era su hermano, pero no era él, el chico tenía el pelo rubio y Josh lo tiene castaño. Amanda sale al jardín a buscar a su hermano para contarle todo lo que había pasado, pero Josh y Petey ya no estaban, habían desaparecido.


                                                             Capítulo 2

Al salir de la casa los padres de Amanda, el señor Dawes y Amanda intentan buscar a Josh y a Petey. No los encuentran, van al patio trasero, no los ven. El señor Dawes decide coger el coche y ir en busca de ellos. Van al colegio, recorren todo el barrio, y no hay rastro de ellos. Entonces un sendero les dirige hasta el cementerio. Llegaron al cementerio y el señor Dawes dijo: - Miren ahí están. Amanda bajó del coche y vio a Josh correr entre las lápidas, como si alguien lo persiguiera.

 
                                                            Capítulo 3

Amanda se da cuenta de que nadie perseguía a Josh, sino que Josh perseguía a Petey. Entonces Josh le contó a sus padres que Petey salió disparado por todo el barrio hasta el cementerio. Entonces Josh fue detrás de él, Jack el padre de Josh y Amanda fue a coger a Petey. Subieron al coche y fueron a la inmobiliaria, donde el señor Dawes les da una tarjeta con su nombre y su teléfono. Ellos vuelven a su antigua casa para recoger sus cosas y despedirse de amigos, vecinos, familiares... Amanda cuenta que sus dos amigas Amy y Carol están de campamento mde verano, Amanda les escribió una carta. Pero su mejor amiga era Kathy desde que iban al parvulario. Kathy le dice que se pueden ver a menudo porque Dark  Falls está a cuatro horas en coche. Entonces la familia inicia la mudanza. Todo el viaje está lloviendo, empiezan a haber discusiones en el coche por todo. Llegan a Dark Falls y Amanda vuelve a ver a aquel muchacho que vio anteriormente.



                                                             Capítulo 4

La familia entra a su nueva casa. La madre de Josh y Amanda les dice que se sequen los pies para no ensuciar el suelo de barro. La casa olía a pintura, porque el jueves habían ido a pintar la casa. Jack fue a la cocina y no había luz, se ve que los pintores la habían quitado. Amanda le dice a su madre que alguien vive en esa casa. Su madre le dice que eso no podía ser porque ella no veía a nadie. Amanda subió a su habitación en busca de aquel muchacho, en el pasillo escuchó unos pasos, en verdad era la lluvia. Ella decidió entrar en su habitación, la puerta estaba cerrada, ella intentó abrirla cuando de repente alguien se le acerca sigilosamente por detrás y la agarra del hombro.


                                                           
                                                             Capítulo 5

El que cogió a Amanda del hombro era su hermano Josh, le dio un susto de muerte. De repente Amanda ve que la puerta de su habitación se abre lentamente, empezó a oir cuchicheos, Josh estaba aterrorizado . En verdad no había sido nadie, era el viento de la ventana que estaba entreabierta, entonces Josh le pregunta a Amanda si estaba bien. Ella pensó en gastarle una broma por lo que él le había hecho antes, decide no contestarle. Amanda pone la cabeza y los brazos en el armario y su cuerpo tirado en el suelo. Josh sube la habitación de Amanda y la ve, corre para contárselo a sus padres, estaba muy asustado. De repente Amanda nota que alguien le lame las mejillas y los ojos, es Petey. Amanda no paraba de reírse...



                                                             Capítulo 6

A los padres de Amanda y a Josh no les hizo ninguna gracia que se gastaran esas bromas. Sus padres estaban cansados porque el camión de la mudanza llegó con una hora de retraso. Los obreros empezaron a descargar las cosas del camión... Eran más de las diez de la noche y Amanda no se podía dormir, veía sombras y escuchaba cuchicheos, en verdad eran las cortinas que su madre colgó esa misma tarde, que andeaban en la ventana. Amanda empezó a contar, porque eso de pequeña ñe hacía dormirse. A las dos de la madrugada consiguió dormirse, pero empezó a soñar. Soñó que ella y su familia estaban muertos, cenando en la mesa del comedor, Cenaban huesos y más huesos. Ellos eran unos cadáveres, tenían solo huesos. De repente empezaron a dar golpes en la puerta, Amanda desde la ventana consigue adivinar quien es. Era su mejor amiga Kathy , Amanda quería abrirle la puerta para abrazarla y hablar con ella para contarle que estaba muerta... Pero Amanda no podía levantarse de la mesa. Por la mañana Amanda se despierta y recuerda el sueño.


 
                                                                 Capítulo 7

Jack fue a ver que le pasaba a la ventana de la habitación de Amanda, porque la noche anterior se movían las cortinas estando la ventana cerrada, era un poco extraño. Josh le preguntó a su padre qué que planes habían para ese día. Su padre le dijo que el y su madre tenían que guardar cosas y limpiar la casa. Amanda y Josh decidieron ir a dar una vuelta por ahí. Antes de irse Amanda, se ofreció para limpiar los platos porque cómo sus padres tenían tanto trabajo... Amanda le dijo a Josh que en cinco minutos estaría lista para irse a dar una vuelta por Dark Falls para hacer nuevos amigos... Entonces  Amanda subió al descansillo del segundo piso, allí la estaba esperando una muchacha, más o menos de su edad, de pelo negro y corto. Le sonreía, pero no era una sonrisa cálida ni amistosa. Sino la sonrisa más fría y más siniestra, que había visto en su vida.



                                                             Capítulo 8

Una mano le tocó el hombro a Amanda, era Josh. Amanda miró al segundo piso, la niña ya no estaba. Ella insiste que alguien más vive en esa casa, pero sus padres piensan que está loca. A Josh tampoco le gustaba esa casa, Amanda le preguntó que porque no le gustaba vivir en esa casa. Josh le dijo que esa noche había tenido una pesadilla, donde aparecían dos muchachos que le asustaron, además se reían con una risa nerviosa. Los dos hermanos se prepararon para dar un paseo.


                                                                 Capítulo 9

Amanda y Josh se van a dar un paseo con Petey, hacía un calor bochornoso. De repente se encuentran a un muchacho con el pelo rubio, corto y ondulado, con una simpática nariz respingona. Llevaba un suéter morado de manga larga (a pesar del calor que hacía) y unos tejanos negros ceñidos. Él se llamaba Ray Thurston. Ray le dijo a Amanda que antes vivía en su casa. Amanda pensó que era el muchacho que estuvo en su casa, concretamente en su habitación. Petey empezó a ladrar como un loco a Ray. Los 4 se fueron a pasear y se encontraron a una pandilla de unos diez o doce muchachos, eran amigos de Ray del colegio. Ray les presentó a Amanda y a Josh, Uno de las niñas le dijo a Amanda que una vez vivió en su casa, ella no se lo creía. De repente Amanda pensó que todos habían cambaido, parecían diferentes, algo raro pasaba.



                                                                Capítulo 10       

El círculo que formaron los muchachos alrededor de Amanda y Josh no tenía buena pinta. De repente llegó el señor Dawes. Todos los niños se fueron a los campos que habían detrás del colegio. Empezaron a jugar al béisbol. Amanda y Josh empiezan a congeniar con sus compañeros. Al poco rato todos se iban a sus casas, Karen pasa por al lado de Amanda y le dice que se alegra de haberla conocido. Amanda le pregunta si sabe donde vive para quedar algún día, Karen le dice que si, porque ella vivió en su casa. Todo esto parece muy extraño... y Amanda se queda muy rayada.            

martes, 28 de octubre de 2014

martes, 14 de octubre de 2014

PREEXAMEN DE SINTAGMAS, DETERMINANTES, ADJETIVOS Y RECURSOS LITERARIOS









                                                           SINTAGMAS
1. ¿Qué es un sintagma?


Un sintagma es una palabra o un conjunto de palabras relacionadas entre sí que realizan una función en una oración.


2. Los sintagmas se clasifican en:
 
  - Sintagma Nominal, cuyo núcleo es un nombre o un pronombre. Ejemplo
  - Sintagma Adjetival, cuyo núcleo es un adjetivo.
  - Sintagma Verbal, cuyo núcleo es un verbo.
  - Sintagma Adverbial, cuyo núcleo es un adverbio.


3. Busca el núcleo de los siguientes sintagmas y determina a la clase a la que pertenecen.

- El rascacielos de Nueva York.   Nominal
- Amable con los niños.    Adjetival
- Viven con nosotros.   Verbal, Nominal
- La novelista inglesa.   Adjetival
- Lejos de mi casa.   Adverbial
- Compré un cuaderno.  Verbal, Nominal
- Después de comer.   Adverbial






                                                     DETERMINANTES

1. ¿Qué son los determinantes?

Los determinantes acompañan al sustantivo y sirven para identificar la realidad concreta a la que se refiere o su cantidad.


2. Los determinantes se clasifican en:
- Artículos (el, la, lo, los y las) y los adjetivos determinativos que pueden ser:
- Demostrativos ( este, ese, aquel...)
- Posesivos ( mi, tu, su...)
- Indefinidos ( poco, mucho, todo, un, varios...)
- Numerales ( uno, dos, tres, primero, segundo, tercero...)
- Interrogativos y exclamativos ( qué, cuántas...)

3. Clasifica los adjetivos determinativos siguientes:
- mis zapàtillas: posesivo
- estas camisetas: demostrativo
- vuestros ordenadores: posesivo
- varios móviles: indefinido
- décima carrera: numeral
- cuanto dinero: interrogativa y exclamativa


                                                   
                                                      ADJETIVOS

1. ¿Para qué sirven los adjetivos calificativos?

Son aquellos que expresan una cualidad del núcleo del sintagma nominal y concuerdan con el en género y número.  


2. Los adjetivos calificativos pueden ser:
- Especificativos: delimitan el significado del nombre.
 "Los profesores pobres no tuvieron vacaciones"

- Explicativos: no restringen el significado del nombre y suelen aportar una justificación.
"Los profesores, pobres, no tuvieron vacaciones"




3. Determina si el adjetivo que aparece en la siguiente oración es especificativo o explicativo y explica la diferencia entre ambos.


A) Los medicamentos, caducados, se reciclaron.  Explicativo
B) Los medicamentos caducados se reciclaron.    Especificativo


DIFERENCIA:

A) El adjetivo indica que los medicamentos se reciclaron y expresa el motivo: porqué están caducados.


 B) Especifica que únicamente los medicamentos caducados se reciclaron.






                                           RECURSOS LITERARIOS

1. ¿Qué son los recursos literarios?

Los recursos literarios son los procedimientos lingüísticos que utiliza el autor de un texto para embellecerlo y hacerlo más expresivo.




2. Los recursos literarios se dividen en:

- Fónicos: (paranomasia, aliteración y onomatopeya)
- Semánticos: (comparación, metáfora y personificación y además metonimia e hipérbole)
- Morfosintácticos: (anáfora, paralelismo, hipérbaton y epíteto)




3. ¿Qué recursos literarios han utilizado los autores en estos versos?


1-  Por ti la verde yerba, el fresco viento,  El autor utiliza recursos morfosintácticos.
     el blanco lirio y colorada rosa
     y dulce primavera deseaba.
                                               
         Garcilaso de la Vega




2- Del monte en la ladera          El autor utiliza recursos semánticos.
    por mi mano plantado 
    tengo un huerto.

 Fray Luis de León


3. Corre que te pillo,                      
    corre que te agarro,                El autor utiliza recursos fónicos.
    mira que te lleno
    la cara de barro.

     Federico García Lorca


martes, 7 de octubre de 2014

LA FELICIDAD ES UN TÉ CONTIGO

                                                             
                                                                CAPÍTULO 1
Al despacho del inspector Manchego acude un hombre inglés para poner una denuncia porque su hijo  Atticus Craftsman había desaparecido, no sabía nada de el desde el 10 de agosto de 2012. La última vez  fue visto en el número 5 de la calle Alamillo (Madrid). El inspector Manchego le pidió los datos físicos que eran: tenía treinta años de edad, medía un metro ochenta y siete, era robusto, rubio y de ojos verdes y con una ligera cojera por una antigua lesión de remo.
El inspector Manchego cuyo nombre verdadero es Alonso Jandalillo se hace una serie de preguntas con su ayudante Bestman sobre el caso "Craftsman"




                                                       




                                                                CAPÍTULO 2
El padre de Atticus cuenta como fue la llegada de su hijo a la Universidad de Oxford donde el había estudiado de joven. Además describe el campus universitario y su habitación. Atticus se apunta al equipo de fútbol, remo y punting, destacando en todos ellos. Además se ofreció voluntario a trabajar como guía turístico del museo para estar cerca de la chica que le gustaba llamada Lisbeth, ella estaba viendo la regata el día de la lesión de Atticus. Tras operarse de la rodilla tuvo que pasar seis semanas en la casa de campo de su familia en el condado de Kent. Atticus regresa a Oxford, va a buscar a Lisbeth al museo, se la lleva de paseo y luego a su habitación. Atticus recorre después de acabar el curso Europa, Arabia , India y Estambul y finalmente se instala en Londres, donde empieza a trabajar a las órdenes de su padre, además se compró un Aston Martin para regresar todos los domingos a la biblioteca de su casa en Kent.

domingo, 5 de octubre de 2014

DESCRIPCIÓN DE UN PAISAJE

El árbol rosa [Cuento. Texto completo] Emilia Pardo Bazán
A la pareja, que furtivamente se veía en el Retiro, les servía el árbol rosa de punto de cita. «Ya sabes, en el árbol...»Hubiesen podido encontrarse en cualquiera otra parte que no fuese aquel ramillete florido resaltando sobre el fondo verde del arbolado restante con viva nota de color Sólo que el árbol rosa tenía un encanto de juventud y les parecía a ellos el blasón de aquel cariño nacido en la calle y que cada día los subyugaba con mayor fuerza.
Él, mozo de veinticinco, había venido a Madrid a negocios, según decía, y a los dos días de su llegada, ante un escaparate de joyero, cruzó la primera mirada significativa con Milagros Alcocer, que, después de oída misa en San José, daba su paseíllo de las mañanas, curioseando las tiendas y oyendo a su paso simplezas, como las oye toda muchacha no mal parecida que azota las calles. El que la mañana aquella dio en seguir a Milagros a cierta distancia, y al verla detenerse ante el escaparate se detuvo también en la acera, nada le dijo. Mudo y reconcentrado, la miró ardientemente, con una especie de fuerza magnética en los negros ojos pestañudos. Y cuando ella emprendió el camino de su casa, él echó detrás, como si hiciese la cosa más natural del mundo, y hasta emparejó con ella, murmurando:
-No se asuste... Sentiría molestar... ¿Por qué no se para un momento, y hablaríamos?
Ella apretó el paso, y no hubo más aquel día. Al otro, desde el momento en que Milagros puso el pie en la calle, vio a su perseguidor, sonriente, y vestido con más esmero y pulcritud que la víspera. Se acercó sin cortedad, y como si estuviese seguro de su aquiescencia, la acompañó. Milagros sentía un aturdido entorpecimiento de la voluntad: sin embargo, recobró cierta lucidez, y murmuró bajo y con angustia:
-Haga usted el favor de no venir a mi lado. Puede vernos mi padre, mi hermano, una amiga. Sería un conflicto. ¡No lo quiero ni pensar!
-Pues ¿dónde la espero? ¿Diga? ¿Dónde?
Ella titubeó. Estuvo a pique de contestar: «En ninguna parte.» El corazón le saltaba. Al fin se resolvió, y susurró bajo, con ansiedad:
-En el Retiro... A mano izquierda, hay un árbol todo color de rosa..., todo, todo... Como un ramillete... Allí...
Y echó a andar, casi corriendo, hacia la calle de Alcalá. Él, discretamente, se quedó rezagado; al fin tomó la misma dirección. Cuando llegó al árbol no vio, al pronto, a la mujer. No tardó en aparecerse: se había alzado de un banco, y venía sofocada por la emoción. Se explicaron en minutos, con precipitada alegría. Él la había querido al mismo punto de verla. Ella, por su parte, no sabía lo que le había pasado; pero comprendía ahora que le había pasado dos cuartos de lo mismo. ¡Cosa rarísima! Ella jamás soñó en novio, jamás se le importó por nadie... Su padre era empleado; su madre había muerto, y ella disfrutaba de bastante libertad; pero no hacía jamás de esa libertad uso para ningún enredo, y por primera vez tendría que ocultar en su casa algo. Él, apasionadamente, la tranquilizó. ¿Qué hacía de malo, vamos a ver? Seguía los impulsos de su corazón, y eso es la cosa más natural del mundo. Hombres y mujeres han de atraerse mutuamente por ley ineludible, y eso es lo más hermoso de la vida. ¡Buenos estaríamos si no existiese el amor! ¡Cómo sería este parque si le faltase su árbol rosa!
Hablaba con persuasión y energía, y de un modo pintoresco, como quien conoce la vida o pretende dominarla, y estrechaba las manos de Milagros, comunicándole el calor y el deseo de las suyas. La señorita advertía la sensación del que resbala en una pendiente húmeda que conduce a un pozo profundo. La razón, casi extinguida, lanzaba, sin embargo, alguna chispa de luz. ¿Quién era aquel sujeto que así se apoderaba de ella? ¿De dónde procedía, en qué se ocupaba; era, por lo menos, un hombre bueno, honrado? Cuando descubrieron un banco en un solitario rincón, Milagros abrumó a preguntas al acompañante, sin reflexionar cuán fácil era decir una cosa por otra. El tono en que respondía al interrogatorio le pareció, no obstante, sincero. Confesó su pasado; nombre, Raimundo Corts: humilde obrero al principio, después, por su fuerza de voluntad y sus conocimientos, encargado de una fábrica de tejidos en Lérida; ¡mucho trabajo, no poca ganancia! «Sin embargo -advirtió-, si quisiese comprarle a usted- no habían empezado aún a tutearse -una de esas joyas que miraba ayer en el escaparate no podría. Y hay gente que sin trabajar puede regalar joyas, como esa, o mejores. Injusticias, ¿no l'sembla?»
No estaba ella, ciertamente, para perderse en disquisiciones sociológicas; y hablaron de su ternura naciente, y convinieron en verse todos los días, sin falta, en el árbol rosa. A sitios más ocultos y menos poéticos hubiese deseado él decidirla a ir; pero Milagros no sabía ella misma que fuese tan capaz de resistir al impulso. «No -repetía-. Eso no. Aquí me parece que no hago nada censurable. En otra parte... no. Eso no me lo pidas.» La chispa que cruzaba por las pupilas del muchacho era expresiva; para quien conociese el lenguaje del alma al través de los ojos, decía a voces: «Tú transigirás, tú no tendrás remedio; me quieres demasiado para negarte mucho tiempo ya.» A la vez, en la mente de ella, había otro cálculo; porque el amor también calcula, como si fuese logrero o comerciante: «¿En qué ha de parar un amor como el mío, sino en boda? Nos uniremos, nos iremos a Lérida, viviremos felices. Pero hay que dar tiempo al tiempo..., y procurar que no se tuerza este carro. Si procediese con ligereza, él mismo dejaría de estimarme.» Su honradez de burguesa la amparaba, y el ataque y la defensa continuaban bajo la sombra amiga del rosado árbol, todo él una llama dulce, bajo la caricia clara del sol de primavera.
Un día, con extrañeza al pronto -las cosas más usuales nos sorprenden, como si no las esperásemos-, notó Milagros que el árbol rosa se descoloraba un poco. Sus florecillas se desprendían y empezaban a alfombrar el suelo. Tan sencillo suceso le oprimió el corazón, como pudiera hacerlo una gran desgracia. Instintivamente, la suerte de su amor le parecía ligada a la del árbol. Confirmando la supersticiosa aprensión, aquel día mismo Raimundo se presentó mohíno y fosco, como el que tiene que decir algo triste y rehuye la confesión de la verdad. En vez de explicar las causas de su abatimiento, insistió en la acostumbrada porfía. ¿No iban a verse nunca, nunca, en sitio más seguro y libre? ¿No era absurdo que no conociesen más asilo que aquel árbol, como si Madrid no fuese una gran ciudad y no se pudiese en ella vivir a gusto? Se negaba porque no le quería; se negaba porque era una estatua de yeso... Entonces la señorita pareció recobrar valor, decidirse. Se negaba porque siempre entendió que entre ellos se trataba de otra cosa; de algo digno, de algo serio. ¿No lo creía él también? ¿O había querido solamente distraerse, entretener unos días de viaje? Bajaba él la cabeza y fruncía el ceño; su cara se volvía dura, y surcaba su frente juvenil, de lisa piel, una arruga violenta. Al fin rompió en pocas y embarazosas palabras. Sí, sin duda... Ella decía muy bien... sólo que no eran cosas del momento. Eran para muy pensadas, para realizarlas sin precipitación. Él tenía pendientes asuntos de suma importancia, cosas graves, que de la noche a la mañana no podía abandonar, y que ignoraba él mismo hasta dónde le llevarían. ¿Quién sabe si tendría que emigrar, que pasar al extranjero? Él no era como esos señores que no se mueven de una oficina. Su vida, agitada, podría dar asunto a una novela... Por eso debían disfrutar del momento feliz, debían reunirse donde nadie les pudiese tasar la dicha...
-¿No?
-¡No! Eso nunca... ¡Nunca, Mundo de mi alma!...
Él, cabizbajo, pálido, no replicó. Cogió una diminuta rama del árbol rosa y la guardó en el bolsillo del chaleco. Al despedirse se citaron para el día siguiente. «A la misma hora, ¿eh?»
Por el correo interior recibió aquella noche Milagros una carta sucinta. Mundo tenía que irse; le avisaban, por medio de un telegrama, de que urgía su presencia. Ya daría noticias. Y no las dio. La señorita esperó, en balde, otra carta. Lloró bastante, hubo jaquecas y nervios; pero experimentaba la impresión de haber evitado algún terrible peligro. ¿Cuál? No lo podía definir. ¿No la quería aquel hombre? ¿Con qué objeto fingía? ¿Quién era? Con suma habilidad, por medio de una amiga, logró informarse en Lérida, y resultó que allí nadie conocía a tal Raimundo Corts.
Cansada de sentir y de añorar, de hacer calendarios y de esperar bajo el árbol rosa, ya sin flor, donde acaso él volvería a aparecer, fue consolándose, y a veces creía haber soñado su idilio.
Algún tiempo después se casó con un tío suyo, que venía de Cuba «con plata». Al pasearse por el Retiro en primavera, con un niñito de la mano, miró hacia el árbol rosa. Estaba todo iluminado, todo trémulo de floración. Una brisa muy suave lo mecía.
FIN



DESCRIPCIÓN DE UN PAISAJE CREADO POR MI


Google
Es un bosque donde se puede ver un lago y una barca. Hay árboles muy altos y mucha hierba verde. Es un paisaje donde no hay rocas ni montañas cercanas. Se puede apreciar mucha niebla en las montañas lejanas. Sobretodo hay gran cantidad de árboles. Parece que el ambiente no es muy cálido aunque tampoco frío. En el cielo se ven algunas nubes. Aparentemente no se oyen ruidos porque no hay coches ni gente, solo se podrían escuchar a los pájaros o el ruido de las ramas de                                                                                           los árboles chocando entre sí a                                                                                            causa del viento. Parece un sitio                                                                                          agradable donde pasar un buen                                                                                           fin de semana en buena compañía.

lunes, 29 de septiembre de 2014

TIPOS DE ENUNCIADOS Y SINTAGMAS




                  Según la constitución interna del predicado, los enunciados se clasifican en:
                   -FRASES: cuando no contienen ningún verbo. ¿Tan lejos? 
                   .ORACIONES: cuando contienen un verbo. Baja la basura, por favor. 


  Un sintagma es una palabra o un conjunto de palabras relacionadas entre sí que realizan una función en una oración.                                  







LOS TEXTOS LITERARIOS

                                                
                           
                                    CARACTERÍSTICAS DEL TEXTO LITERARIO

                                    1º. Expresa sentimientos.
                                    2º.Se crea belleza con las palabras mediante los recursos lingüísticos.
                                    3º.Mundo de ficción.
                                    4º.Obra literaria.
                                    5º.Es el texto más complejo.



                                                 GÉNEROS LITERARIOS
                            
                                                Lírico:Sentimental
                    Narrativo:Textos (cuento, novela...)
                                                Teatral:Diálogos



                                                   
                                                                 
                                       CANCIÓN EDDY LOVER


                    

viernes, 28 de marzo de 2014

CUENTACUENTOS ALBA Y ELIU


                                     
                                                El camino de chocolate.

Una vez,tres hermanitos de Barletta se encontraron, yendo por el campo, con un camino 
muy liso y de color marrón. 
- ¿Qué será?—dijo el primero. 
- Madera no es— dijo el segundo. 
- Ni carbón—dijo el tercero 
Con el fin de saberlo,los tres se arrodillaron y cojieron  una cuchara y lo probaron.
Era chocolate, era un camino de chocolate. Empezaron a comer un pedacito y luego otro; 
llegó la noche y los tres hermanitos todavía permanecían allí comiéndose el camino de 
chocolate hasta que no quedó ni siquiera un pedacito. Ya no quedaba ni chocolate ni camino.
- ¿Dónde estamos?—preguntó el primero. 
- No estamos en Bari—dijo el segundo. 
- Ni en Mofetta—añadió el tercero.
 No sabían que hacer. Por fortuna apareció por el lugar un campesino montado en un 
carrito. 
- Yo os llevaré a casa—dijo el campesino. 
Y los llevó hasta Barletta, hasta la puerta de su casa. Al descender del carro advirtieron 
que éste era de bizcocho. Y entonces, sin esperar a que se lo dijeran, empezaron a 
comérselo y no dejaron ni las ruedas ni los barrotes. 
En Barletta nunca había habido tres hermanitos con tanta suerte... y quién sabe cuándo los volverá a ver.
Imagen: google

viernes, 7 de marzo de 2014

La fábula



El león, el asno y la zorra salieron de caza.Como cobraron muchas piezas, el león mandó al asno que les hiciera el reparto.Este hizo tres partes y les invitó a escoger. El león, indignado, dio un salto y lo destrozó, luego mandó a la zorra hacer el reparto. Esta reunió todo en una parte, y dejándose un poco para ella, invitó al león a escoger.El león le preguntó quién le había enseñado a repartir así. La zorra contestó: " La desgracia del asno".La fábula muestra que los hombres se vuelven comedidos ante el infortunio de los vecinos.  Esopo


El león es el que manda. Da las ordenes, mata a los que no siguen sus ordenes...
El asno realiza un reparto equitativo y no reconoce la autoridad del león y por eso le cuesta la vida.
Aprende de los errores del asno y ofrece la mayor parte al león para hacerle la pelota.
Que los hombres se vuelven comedidos ante el infortunio de los vecinos.
La fábula no aconseja si no que constata que eso es una forma para no morir.








                                                             

lunes, 24 de febrero de 2014